Y es que ya no me preocupo de lo que hago. Que si me caigo, pues a reír se ha dicho. Qué ya no pienso en negro o en blanco. Si hay gris, pues el gris. No me gusta lo fácil, pero tampoco lo imposible. Todo tiene su límite y el mío, se agotó. Pero simplemente por eso, sonrío, porqué no hay nada más que hacer, porqué siempre es mejor que nada.
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