Me llaman loca. Me gusta sacarle la lengua a la gente, me gusta despeinarme aunque me quede mal, me encanta mojarme bajo la lluvia y bailar sin música. Gritar hasta que se me acabe la voz, besar hasta desgastar mis labios, correr como si no hubiera mañana, me encanta saltar y cantar bajo la ducha. Y sobre todo me chifla que me llamen loca. Y es que a veces pienso que si no estuviera loca, no podría salir adelante.
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